Reto: El comedor, rodeado de grandes ventanales de cristal, sufría de una fuerte reverberación, generando un ambiente incómodo para los clientes apenas tres semanas después de la apertura.
Solución: Implementamos una solución sencilla pero elegante, con paneles acústicos en formato isla suspendidos del techo para mejorar la absorción del sonido. Los paneles, revestidos de lino en tonos naturales, fueron seleccionados para complementar el diseño interior y la paleta de materiales del restaurante. El resultado es una mejora acústica altamente eficaz, que aporta refinamiento estético y confort acústico. Tanto el cliente como los usuarios del restaurante quedaron muy satisfechos con la transformación del espacio.